1/23/2008

Diario de la guerra del Cerdo, Adolfo Bioy Casares

La atracción del título comulga con el resumen de la contraportada. El argumento nos resulta sorprendente: estalla una guerra inusual entre dos generaciones, la juventud y la caracterizada por su vejez.
Los muchachos jóvenes se comportan despiadados con los viejos tramando distintos encuentros violentos mientras los “muchachos” (grupo de amigos de cierta edad) se reúnen a jugar al truco para matar su tiempo.
Los cerdos de los jóvenes, por traicioneros e inconscientes, quieren matar a los viejos que les resultan inútiles, repugnantes y pervertidos como cerdos. Van señalando sus objetivos entre los viejos que más síntomas presentan o entre aquellos que más impudorosos se muestran con las mujeres jóvenes.
La novela es en sí una reflexión sobre la vejez, el temor que nos produce y lo que nos cuesta admitirla, hayamos llegado a la edad y la sintamos en la piel o seamos jóvenes y la veamos lejana y poco amenazante.
Su lectura no requiere de grandes esfuerzos, si bien el conocimiento de los parques, calles y costumbres de Buenos Aires, ciudad dónde se ubica la historia, aumentan notablemente el placer.
No está mal para conocer a este cercano amigo del alabado Borges, quien como él, nos sorprende, aunque sea solamente con la idea de su planteamiento.

1/21/2008

Brindis por las amistades eternas

Por muy cursi y falto de credibilidad que sea el título (por eso de la eternidad), hoy tengo que hacer mención a un tipo de amistad especial, imperecedera, de siempre y que cuando vuelves a sentirla, por muy oxidada y olvidada que parezca, resurge de manera impredecible sacándote de nuevo una sonrisa o una carcajada placentera.
Muy poca gente sigue en contacto con compañeros de la infancia porque lo más frecuente es que los caminos de cada uno se distancien y más cuando se empieza la universidad y se cambia de ciudad. Atravesamos tantas etapas, cambiamos tanto de gustos y además, en nuestra época, con las facilidades que tenemos, nos movemos tanto que ¿quién va a seguir en contacto con aquellos niños que conoció a los tres años?.
Casi va a hacer veinte años que yo descubrí el concepto de amistad (que tanto se extendería y diversificaría luego...) y todavía, cuando regreso a mi ciudad natal por navidad, semana santa o en otras ocasiones vacacionales me reencuentro con esos primeros amigos.
Hoy, al revolver entre unos archivos llenos de papeles y porquerías, me he encontrado con un puzzle de fotos que me hizo uno de ellos y he brindado por ello. Por volver a ver fotos de los primeros cumpleaños que celebrábamos, de las obras de teatro que representábamos en el colegio, de los disfraces de fin de curso, de las excursiones y viajes que más tarde nos organizábamos nosotros... y porque todavía, vivamos en diferentes ciudades, estudiemos carreras muy distintas, tengamos futuros probablemente distantes o cambiemos de puntos de vista y de pensamientos, sigo en contacto con ellos.

1/11/2008

Los cachorros de Mario Vargas Llosa

Entre el desorden de novelas pendientes, cuya lectura suele designarse para periodos vacacionales como las navidades, encontré una novela corta de MarioVargas Llosa que resultó ser de lo más entretenida.
Los cachorros fue una de las primeras novelas cortas del intelectual peruano, escrita con a penas veintinueve años.
Si en un principio resulta difícil adaptarse a su estilo y a sus artificios formales, una vez te acomodas a esa peculiar combinación de voces, te introduces en la historia como un amigo más de la pandilla de Pichula Cuéllar.
Merece la pena disfrutar de su léxico coloquial y ver cómo en treinta páginas se narra la vida de este joven “cachorro” tan distinta a la vida de sus compañeros. Cuéllar, por circunstancias familiares y por un accidente que le dejó secuelas en su miembro viril, va distanciándose cada vez más de la vida de sus compañeros, aunque siga presente físicamente sin alejarse de ellos.
A veces, el cariño y apoyo de los amigos no es suficiente para alejar a alguien del mal camino, como le sucede a nuestro protagonista. Su historia es una lección más de que uno debe controlarse, evolucionar y madurar por sí mismo. Contar con alguien para hacerlo es hermoso, y qué mejor que tener a toda una pandilla de amigos dispuestos, pero al final, el que determina el camino y el que dirige su transcurso no es más que uno mismo.

1/03/2008

Actual 2008

Ayer por la noche se inauguraban los conciertos del Actual con la actuación de tres bandas: Orange Blossom, Digital 21 y Asian Dub Foundation.
El primer grupo se sumaba de forma poco llamativa a la gran lista de bandas electrónicas francesas surgidas en las últimas décadas. Sin sorprender con sus ritmos étnicos ni con sus influencias sensuales orientales, mantenía, sin embargo, despierto y atento al público con los grititos salidos de tono y volumen, que metía constantemente la cantante.
El segundo grupo, Digital 21, estaba compuesto por una única persona que lo hacía todo (y así le salía, claro...). Al ver su cresta y atuendo duro junto a la pose que tenía con la guitarra eléctrica parecía que el muchacho prometía, pero entre que ponía un audiovisual, hacía de discjockey y decía una serie de palabras yuxtapuestas sin sentido, poco podía demostrar su destreza como músico. De cantante tenía poco, más bien recitaba, pero lo que decía, parecía salir de alguien con un desequilibrio mental total y la gente no sabía muy bien cómo reaccionar. Los ávidos se reían, los indiferentes se dormían y algunos borrachos, drogados o salidos de onda, que les daba igual lo que les echasen, saltaban gritando al unísono: loco, extasiado, asesino y palabras por el estilo que componían sus letras.
A las 00.30, aproximadamente, comenzó el plato fuerte, el grupo esperado: Asian Dub Foundation. Si bien conocíamos su intención de fusionar estilos de música, “romper clitchés” y “rechazar los límites de la expresión artística” (según el programa del Actual) nunca pensé que se pudiese mezclar de forma tan caótica y enrevesada. No negaré la calidad musical de sus componentes ni el buen ritmo de algunas de sus canciones, pero para ser tan aclamados por el público o al menos tan esperados, podían haber dado un poquito más de sí. Bailé con entusiasmo en sus canciones de dub o drum&bass (como hubiese hecho con cualquier banda de esos ritmos...) pero me mareé en casi todas las demás, ya que no sabía si bailar al ritmo hiphopero de la melodía o seguir la base electrónica a destiempo. Creo que su ambición sobrepasó los límites y al querer abarcar demasiado juntando tantos estilos, les salió una mezcolanza en la que no todos los ingredientes estaban en perfecto estado. A veces parecía que sabía bien el producto y de repente se encontraba uno con un trozo podrido que le dejaba tan mal sabor de boca que quitaba las ganas de seguir comiendo.
De la "trasnoche" de dj´s mejor ni hablar porque entre el lugar que les asignaron para su concierto, el frío que hacía en el mismo y lo bajito que se escuchaba su música después de quedarnos todos sordos con los volúmenes de las actuaciones anteriores, nadie les hacía caso así que opte por lo mejor, que era marcharse a casa a dormir.