Ayer por la noche se inauguraban los conciertos del Actual con la actuación de tres bandas: Orange Blossom, Digital 21 y Asian Dub Foundation.
El primer grupo se sumaba de forma poco llamativa a la gran lista de bandas electrónicas francesas surgidas en las últimas décadas. Sin sorprender con sus ritmos étnicos ni con sus influencias sensuales orientales, mantenía, sin embargo, despierto y atento al público con los grititos salidos de tono y volumen, que metía constantemente la cantante.
El segundo grupo, Digital 21, estaba compuesto por una única persona que lo hacía todo (y así le salía, claro...). Al ver su cresta y atuendo duro junto a la pose que tenía con la guitarra eléctrica parecía que el muchacho prometía, pero entre que ponía un audiovisual, hacía de discjockey y decía una serie de palabras yuxtapuestas sin sentido, poco podía demostrar su destreza como músico. De cantante tenía poco, más bien recitaba, pero lo que decía, parecía salir de alguien con un desequilibrio mental total y la gente no sabía muy bien cómo reaccionar. Los ávidos se reían, los indiferentes se dormían y algunos borrachos, drogados o salidos de onda, que les daba igual lo que les echasen, saltaban gritando al unísono: loco, extasiado, asesino y palabras por el estilo que componían sus letras.
A las 00.30, aproximadamente, comenzó el plato fuerte, el grupo esperado: Asian Dub Foundation. Si bien conocíamos su intención de fusionar estilos de música, “romper clitchés” y “rechazar los límites de la expresión artística” (según el programa del Actual) nunca pensé que se pudiese mezclar de forma tan caótica y enrevesada. No negaré la calidad musical de sus componentes ni el buen ritmo de algunas de sus canciones, pero para ser tan aclamados por el público o al menos tan esperados, podían haber dado un poquito más de sí. Bailé con entusiasmo en sus canciones de dub o drum&bass (como hubiese hecho con cualquier banda de esos ritmos...) pero me mareé en casi todas las demás, ya que no sabía si bailar al ritmo hiphopero de la melodía o seguir la base electrónica a destiempo. Creo que su ambición sobrepasó los límites y al querer abarcar demasiado juntando tantos estilos, les salió una mezcolanza en la que no todos los ingredientes estaban en perfecto estado. A veces parecía que sabía bien el producto y de repente se encontraba uno con un trozo podrido que le dejaba tan mal sabor de boca que quitaba las ganas de seguir comiendo.
De la "trasnoche" de dj´s mejor ni hablar porque entre el lugar que les asignaron para su concierto, el frío que hacía en el mismo y lo bajito que se escuchaba su música después de quedarnos todos sordos con los volúmenes de las actuaciones anteriores, nadie les hacía caso así que opte por lo mejor, que era marcharse a casa a dormir.