8/24/2008

Deriba Merga, campeon olimpico

La perspectiva que adoptamos es fundamental en el transcurso de nuestra vida y como éste está lleno de avatares y cambios, nuestra perspectiva tambien varía. El problema es que la mayoría de las veces no nos damos cuenta de los cambios por lo que no sabemos que nos depara el futuro. Hoy me di cuenta de que mi perspectiva había cambiado. Deriba Merga ganó el maratón olímpico de Beijing 2008 en una carrera fascinante en la que demostró una fortaleza, resistencia y al mismo tiempo una calma inhumanas.
En los primeros 15 kilómetros el grupo en cabeza se componía de dos etíopes, tres keniatas, dos marroquís, dos de Eritrea y un español. Entre la raza negra y de color café era un orgullo ver el contraste que aportaba al grupo un español blanquito (aunque estuviese moreno de tanto entrenamiento). Poco a poco el grupo se fue disgregando hasta que quedar en cabeza sólamente tres corredores. Era el kilómetro treinta y cinco y sus componentes eran un keniata (medalla de oro), un marroquí (medalla de plata) y un etíope (Deriba Merga, cuarto puesto).
En casi todas las pruebas olímpicas se ven malos gestos pues al fin y al cabo es una competición y aunque uno quiera ser cortés y educado las formas suelen perderse reluciendo nuestro instinto animal ante el objetivo de ganar. Seamos conscientes, hablamos de unas olimpiadas y esta gente no vive de otra cosa, dedica su vida al deporte y comen gracias a ello con lo que quieren ver satisfechos sus esfuerzos siendo el número uno. En una maratón, por su extensión y duración pueden verse actitudes de compañerismo pues hablamos de 42 kilómetros y no es cuestión de llevarse a matar con el de al lado ya que uno perdería energía simplemente por la rabia que acumule o por sus malos pensamientos. Es en ese sentido, una de las pruebas más bonitas.
Por el kilómetro treinta y pico, Deriba Merga compartió la botella de agua que acababa de coger con el keniata y campeón olímpico, acto digno de elogiar aunque sea algo lógico y normal (¿dónde encontramos hoy la lógica y la normalidad?). Desde el momento en que estos tres corredores se separaron pensé que Deriba Merga iba a ganar. Su cara reflejaba tal tranquilidad y sosiego que parecía que iba de paseo con su abuelita un domingo por la tarde. El keniata, sin embargo, tenía cara de agotado y el marroquí de hacer esfuerzos extremos. De repente el campeón olímpico cambió el ritmo y pegó un tirón fortísimo que Merga no siguió, de hecho su cara ni se inmutó. El subcampeón, mirando constantemente hacia atrás, aguantó el empujón como pudo. Por el kilómetro cuarenta prácticamente se podía preveer cuales serían las posiciones pero Merga me volvió a sorprender. Entrando al estadio su compatriota Kebede lo adelantó pegando un fuerte cambio de ritmo y quedó en tercera posición. Merga no aceleró, no cambió el ritmo ni se forzó a sí mismo en ningún momento llegando unos segundos después que Kebede sin expresión alguna de abatimiento o derrota. Impresionante... ¡Vaya deportista de primera! Compañerismo, resistencia, calma y un control de sí mismo admirable. De todos ellos es probablemente el que más viva o el que mejor viva porque estoy segura casi en un cien por ciento de que es un hombre humilde, sencillo y feliz.
Que nadie piense que los otros tres no se merecían ganar porque sin duda alguna son unos deportistas increíbles pero Merga se llevó la medalla de oro. Todo es cuestión de perspectivas supongo...