2/15/2008

La vida no vale nada

“La vida no vale nada”-oigo todos los días refunfuñar a los mayores. “No vale nada en Latinoamérica” apuntan otros más analíticos. Pero yo no les hago caso, no me detengo en pensarlo ni en creerles, sus valores no se identifican con los míos y sus preocupaciones no tienen cabida en los ojos jóvenes y quizás imprudentes con los que yo miro la vida.

Hasta hoy.

Cuando pedaleando en mi BH antigua andaba absorta contemplando los tonos en los que se dividía el cielo, por poco la pierdo. En unos instantes se podía haber acabado todo, la rebeldía, la osadía con la que me opongo a lo irremediable y con la que niego que hay descarrilados por ahí sueltos que hacen que la vida no valga nada. No importa que tú vayas por tu carril, como yo iba tranquilamente con mi bici, o que cruces en verde siguiendo las normas, hay miles de excepciones a las reglas y es probable que te toque una de ellas.

2/10/2008

Jorge Bucay

“Seguramente hay un rumbo
Posiblemente
Y de muchas maneras
Personal y único.

Posiblemente haya un rumbo
Seguramente
Y de muchas maneras
El mismo para todos.

Hay un rumbo seguro
Y de alguna manera posible.” (Jorge Bucay)

La primera vez que tomé en mis manos un libro de Jorge Bucay era una mañana soleada cholulteca y me encontraba sentada y relajada en el jardín de la casa de una familia que aprecio.
Unos días más tarde, por el mes de diciembre, recibí como regalo de despedida El camino de la autodependencia del leído cuentista, pero esta vez su estructura carecía del encanto reflexivo que proponían sus cuentos.
Este libro forma parte de una colección llamada Hojas de Ruta, que pretende analizar los distintos caminos de la vida: el del Encuentro (del amor y del sexo con el otro), el de las Lágrimas (de las pérdidas y los duelos), el de la Felicidad (de la búsqueda del sentido) y por último el de la Autodependencia.
Este tipo de libros de carácter terapéutico y tono didáctico nunca me han convencido demasiado. Hace un par de años me compré dos librillos de autoayuda de esos que analizan los sentimientos e intentan enseñarte a quererte a ti mismo. “Sólo si tú te aprecias puedes tener éxito con los demás”, “sólo si tú te quieres permites que los demás te quieran”...y todo este tipo de máximas con los que se sermonea a los jóvenes inseguros de sí mismos.
En un libro de ciento sesenta y dos páginas como éste podríamos estimar que sobran unas cien, ya que sus ideas se repiten insaciablemente resultando sus páginas un tanto repetitivas.
Merece la pena, sin embargo, por las páginas que dedica al concepto de libertad y a su falta cuando dependemos de alguien, idea que ayudará a aquel que por amor se pierda a sí mismo y olvide su libre albedrío.
Podríamos concebirlo como un librillo más de trascendencia media que se añade a nuestra lista de títulos, pero es mejor verlo, si lo lees desde mi perspectiva, como un libro que corrobora conceptos ya asimilados o que damos por hecho, pero que conviene de vez en cuando recordarlos.