3/27/2007

Pobres palabras

En los círculos que frecuento existe una especie de mito del lenguaje en el que la utilización de vocablos pomposos y rimbombantes se vincula a una especie de genialidad e inteligencia propia de esa persona culta que tanto anhelamos ser.
Se tiende a emplear la retórica como alarde de una educación o formación académica que se limita al uso de palabras superfluas de gran sonoridad y forma pero vacías de contenido. Bueno, en realidad, no son las palabras las culpables sino las víctimas, no son ellas las que no tienen significado sino que es su uso, el empleo que se les da y el contexto en el que se las ubica el que les roba todo el contenido que pudieran tener.
Las palabras están expuestas a un terrorismo continuo cuyas violaciones se observan sobretodo en la escritura. Hoy en día todo el mundo escribe ( y de esas maneras), todo el mundo es poeta (y además se lo creen) y se habla demasiado para decir a penas nada.
Quizás ahora mismo esté abusando yo misma de ellas... Pobres palabras.

3/24/2007

La inspiración

Aparece cuando le da la gana, cuando no puedo dedicarle mi tiempo y las condiciones sociales o personales en las que me encuentro no me permiten hacerle ningún caso. Es entonces cuando normalmente asoma su cabecita por la puerta lateral de mi mente y me llama. Tiene ganas de jugar.
Ahora no puedo, le digo. Vuelve más tarde. Se va refunfuñando y amenaza con que no volverá.
Ando todo el día de pelea con ella, nos gritamos, nos tiramos de los pelos e incluso a veces se cruzan algunos cachetes. Es la peor de las hermanas pequeñas que te fastidian y molestan continuamente cuando estás haciendo otras cosas más urgentes e importantes que no puedes dejar en ese momento.
Nunca sale de su cuarto cuando a ti te apetece, entonces está durmiendo o ha ido a dar una vuelta con su mejor amiga.
Me pone nerviosa, lo reconozco, no puedo controlarla y me cuesta hablar con ella porque carezco de tiempo y a veces ni siquiera le doy importancia. Debería escucharle cuando me lo pide y no ignorarla. Supongo que es la certeza de saber que en cualquier momento volverá a mi cuarto la que me impide prestarle siempre atención. En el fondo me necesita para liberarse, me digo, en el fondo sé que me quiere y no me abandonará. Es lo más probable pero a todas las relaciones, ya sean amistosas o fraternales, hay que dedicarles un cierto cuidado porque a veces la indiferencia con la que las tratamos causa tal agravio que es difícil de olvidar.
Me he dado cuenta que tengo que pedirle perdón cuanto antes para no perder su apoyo, ya que a pesar de que con frecuencia cuando aparece no es bienvenida, su eterna ausencia puede ser caótica.

3/06/2007

La tormenta

Un río surcó su rostro abriéndose camino intempestivamente como si la causa fuera la destrucción de una presa que se hubiese desbordado y el agua hubiese roto sus paredes destruyendo el complejo entramado de estructuras estudiadas de alta ingeniería.
Había caído una fuerte tormenta con rayos, truenos y relámpagos. Era una de esas tormentas de verano que nos pillan desprevenidos interrumpiéndonos sin avisar.
Unos minutos más tarde se calmó el ambiente. Se alejaron los truenos y sólo oíamos sus ecos. Los nubarrones desfilaban siguiendo los destellos de los relámpagos que huían corriendo.
Mientras, el caudal del río menguaba y su rostro, a oscuras, se había dividido. Entonces se observaba a contraluz un arroyo, un angosto camino. Fijándonos y acercándonos más sólo se percibía un leve reflejo húmedo y sin limpiar. La tormenta, entonces, amenazaba en su carrera a otros rostros.