3/06/2007

La tormenta

Un río surcó su rostro abriéndose camino intempestivamente como si la causa fuera la destrucción de una presa que se hubiese desbordado y el agua hubiese roto sus paredes destruyendo el complejo entramado de estructuras estudiadas de alta ingeniería.
Había caído una fuerte tormenta con rayos, truenos y relámpagos. Era una de esas tormentas de verano que nos pillan desprevenidos interrumpiéndonos sin avisar.
Unos minutos más tarde se calmó el ambiente. Se alejaron los truenos y sólo oíamos sus ecos. Los nubarrones desfilaban siguiendo los destellos de los relámpagos que huían corriendo.
Mientras, el caudal del río menguaba y su rostro, a oscuras, se había dividido. Entonces se observaba a contraluz un arroyo, un angosto camino. Fijándonos y acercándonos más sólo se percibía un leve reflejo húmedo y sin limpiar. La tormenta, entonces, amenazaba en su carrera a otros rostros.

No comments: